Los modelos de movilidad de nuestra sociedad se encuentran experimentado un profundo cambio por la progresiva penetración del vehículo eléctrico en nuestro parque automovilístico. Los medios de transporte alternativos suponen una gran oportunidad para enfrentarse con mayores garantías de éxito contra las causas del cambio climático, pero además, pueden ser de vital de importancia en la conservación de la salud a través de la mejora de la calidad del aire[1]. A pesar de las dudas e incertidumbres que despiertan entre la opinión pública, para los científicos, las ventajas medioambientales de los vehículos eléctricos cada vez son más evidentes, incluso teniendo en cuenta la actual variedad de fuentes de generación eléctrica que hay en Europa, muchas de las cuales aún se nutren de combustibles fósiles.
En los últimos años, las matriculaciones a nivel europeo de vehículos híbridos y eléctricos se mantienen a un ritmo de crecimiento intenso[2], aunque con velocidades diferentes entre países, según datos del Barómetro de la electromovilidad de ANFAC. Es en este mismo informe del que puede extraerse que la movilidad eléctrica sigue en crecimiento continuado en España, aunque por detrás de otros países de la Unión.
Dada la creciente demanda de vehículos electrificados, en la actualidad, los fabricantes de automóviles trabajan en diferentes arquitecturas con niveles de electrificación crecientes, y todas ellas con un elemento común: utilizan baterías recargables, ya sea como medio de acumulación de energía para el sistema de tracción principal, o como alimentación para sistemas de apoyo al mismo. Esta característica otorga a este tipo de vehículos unas particularidades que es necesario tener en cuenta en su manipulación por parte de distintos colectivos, ya que disponen de un sistema alimentado por una batería (normalmente de elevada tensión), una circunstancia que genera unos riesgos específicos que no existían en los vehículos convencionales con motor de combustión.
Además, dado que la batería es el componente fundamental en el cual se almacena la energía para poder mover un vehículo eléctrico, dependerá en gran parte de la misma, de su tecnología[3], y de su buen estado, la autonomía final que pueda alcanzar esta clase de vehículos. De aquí es de donde se deriva la importancia que este elemento toma sobre todos los demás, constituyéndose como una parte vital, y la más costosa, para el buen funcionamiento del vehículo en su conjunto.
[1] Vehículos eléctricos: una elección inteligente para el medio ambiente. Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). https://www.eea.europa.eu/es/articles/vehiculos-electricos-una-eleccion-inteligente
[2] Informe anual ANFAC 2019-ESP. https://anfac.com/categorias_publicaciones/informe-anual/
[3] http://electromovilidad.net/tipos-de-bateria-para-coche-electrico/
De todo lo anterior se deduce la intensificación exponencial en el uso de baterías en el sector automotriz y la importancia de las mismas en los vehículos, lo cual, sumado a la escasez de equipos específicos para el correcto diagnóstico de baterías de tipo recargable, nos llevó a plantear este proyecto, mediante el cual se perseguía realizar una investigación para sentar las bases en cuanto al diagnóstico del estado de salud (SOH, del inglés State of Health) de las baterías de tracción en vehículos híbridos/eléctricos, con el objeto de desarrollar posteriormente, y dentro del mismo proyecto, un sistema electrónico orientado a los trabajos de diagnosis en los centros de servicio de vehículos, de segunda vida y talleres mecánicos, que fuera fácil e intuitivo en su manejo, a la vez que capaz de medir los parámetros necesarios para calcular los datos deseados de manera precisa y, por supuesto, a un coste asequible.
Atendiendo a esto, se define la solución óptima y las especificaciones del sistema para poder prototipar con garantías de éxito respecto al resultado esperado.
En cuanto a prototipos, se diferencia entre un prototipo físico y otro de tipo software programado "en la nube". El primero de ellos consiste en un dispositivo de medida automática, por lo que también contará con su propio software, pero destinado únicamente a controlar los procesos de recopilación de datos de las celdas que se desean analizar. Este dispositivo se conectará de forma directa a las celdas y recabará los datos más relevantes de la misma. A continuación, codificará y en enviará esta información a un servidor de datos en la nube, donde será procesada por el prototipo software.
El núcleo del prototipo software estará compuesto por los algoritmos de cálculo que demuestren el mejor desempeño y resultados en unos trabajos previos de investigación. Un automatismo tomará los datos enviados desde el dispositivo de medida y los procesará haciendo uso de esos algoritmos, proporcionando, en última instancia, el estado de salud actual de la celda y la vida restante estimada. Estos resultados serán incorporados a un informe y enviados al interesado de forma autónoma, certificando el estado actual de la celda analizada.
Este modo de trabajo del sistema introduce una gran innovación, y es que al encontrarse los algoritmos de cálculo en la nube, el sistema hardware de medida nunca necesitará ser actualizado; las actualizaciones se llevarán a cabo en el servidor en la nube, donde se encuentra el verdadero "cerebro" del sistema. Esto reduce drásticamente las necesidades de tráfico de datos con el hardware de medida y, como consecuencia los costes asociados a ese tráfico de información. Además, en un futuro, el hecho de cargar en un servidor los datos provenientes de todos los dispositivos de medida, proporcionará una gran cantidad de datos, equivalentes a realizar infinidad de ensayos con multitud de celdas, y con base en los cuales se podrán mejorar los algoritmos de cálculo en un ciclo de mejora continua.
Como no podía ser de otra manera, antes de proceder con el diseño de nuestro prototipo, debíamos definir cuáles debían ser las características del mismo, y ello pasaba por un proceso de investigación previo en el que analizar diferentes campos, a saber:
A través de la bibliografía más actual analizada, la cual puede encontrarse en el ANEXO I, obtuvimos unos resultados y creamos una base de conocimiento lo suficientemente sólida como para sustentar los trabajos de desarrollo experimental que sucederían a la investigación.
Dentro de esos resultados, encontramos los métodos de estimación del SOH que arrojaban una mayor precisión sin requerir una gran complejidad computacional (lo cual redundaría directamente en el desarrollo y coste final del prototipo) y que, además, también son los más ampliamente empleados en la industria automotriz. Junto con sus características más reseñables, los comentamos brevemente a continuación:
Además de lo anterior, durante nuestro estudio llegamos a la conclusión de que las tecnologías más utilizadas por la mayoría de los fabricantes de automóviles son las de Níquel e Hidruro metálico (Ni-MH) y las de iones de litio (Li-Ion), con tendencia a usar las primeras en vehículos híbridos de tipo HEV y, las segundas, en vehículos de tipo REEV, PHEV y BEV, aunque con excepciones.
En base a la investigación realizada sobre el estado del arte actual en la estimación del SOH de celdas electroquímicas y las conclusiones alcanzadas sobre los mismos, decidimos cuáles de los métodos de estimación debían ser considerados en nuestro proyecto, y los encontramos en las líneas siguientes, así como los motivos que nos han llevado a elegirlos frente a los demás:
De esta manera, junto con los métodos de estimación a emplear, quedaban definidas de manera implícita las necesidades que nuestro primer prototipo debía ser capaz de cubrir, fundamentalmente las que se refieren a la toma de datos. Clasificando esas necesidades según fueran específicas para los análisis o generales, obtuvimos:
Requerimientos específicos para los ensayos:
Requerimientos generales:
Comenzamos definiendo los rangos de tensión y corriente en los que nuestro prototipo debía ser capaz de trabajar, los cuales, a su vez, vendrían determinados por las características eléctricas de las celdas objeto de análisis. En este sentido, el hardware no sólo tenía que ser capaz de generar y soportar las tensiones y corrientes de estas celdas, si no que, además, debía estar equipado con los sensores adecuados para medir estas magnitudes con una precisión elevada.
En un primer momento, establecemos la tensión máxima de trabajo en 20V, sabiendo que la tensión máxima del módulo de celdas de Ni-MH que entrega mayor voltaje se encuentra en 19,4V.
Por otra parte, vimos que la corriente máxima de trabajo debería situarse en 60 amperios para ser capaces de analizar las celdas de mayor capacidad.
Estos datos fueron obtenidos de otro estudio realizado en paralelo, del que obtuvimos las celdas, módulos y tecnologías más utilizadas hasta la fecha en baterías de tracción para vehículos electrificados.
En este punto, empezamos a encontrar los primeros inconvenientes en cuanto a precisión, y es que los sensores debían ser capaces de medir corrientes de varias decenas de amperios a la vez que detectar con precisión las pequeñas corrientes de corte a las cuales finalizan las cargas en las baterías de litio, que se encuentra en el orden de miliamperios…
De hecho, tras muchas horas de búsqueda, llegamos a la conclusión de que los sensores que necesitamos para abarcar estos rangos de intensidad de corriete, sencillamente, no existen.
Además, tampoco pudimos encontrar ningún circuito integrado controlable por software que fuera capaz de suministrar las corrientes elevadas manteniendo un nivel admisible de precisión, motivos por los cuales comenzamos a replantear los rangos de trabajo inicialmente definidos.
Estas circunstancias nos empujaron a reducir el valor máximo de la corriente de trabajo a 20 A, aunque pudimos mantener el límite de tensión de trabajo en 20V. Eso sí, planteamos el diseño de una circuitería desarrollada a medida a base de componentes discretos, a la vez que escalable, que nos permitiera replicarla en paralelo para alcanzar corrientes superiores en el futuro.
En paralelo con los trabajos de desarrollo hardware anteriores, fuimos programado el portal web para introducción de datos gestión de los certificados de SOH, cuidando el aspecto y la sencillez en la medida en que los recursos disponibles lo permitieron, además de manteniendo en todo momento la funcionalidad del sistema.
A través del portal web, una vez se facilitan al sistema los datos del vehículo portador de la batería, se muestran una imagen del mismo, así como de la celda a analizar, acompañadas de las características más representativas de la última, para confirmar la coincidencia.
La elección de la celda es un proceso crítico, ya que va a determinar los parámetros bajo los cuales se lleve a cabo el ensayo de la celda y, el hecho de seleccionar la que no corresponda podría hacer que se deteriorara la misma, al exigirle ratios de descarga superiores o intentar recargarla a mayores corrientes. En lo que a confusiones entre tecnologías se refiere (Ni-MH y Litio), el prototipo hardware reportaría un error antes de comenzar el ensayo, puesto que las tensiones en circuito abierto son diferentes y detectables; pero dentro de una misma tecnología sí podrían producirse las mencionadas y no deseables condiciones. Por tanto, y aunque el sistema hardware está preparado para realizar medidas de la temperatura de la celda y no llegar a mayores, es vital prestar atención en el momento de la selección de la misma a través del portal web, y de ahí la repetitividad de confirmaciones con muestras en imágenes.
En este momento, podemos afirmar que se han llevado a cabo pruebas funcionales satisfactorias de cada una de las partes que componen el dispositivo de análisis y se han realizado las correcciones oportunas en aquellas que lo requerían. Por tanto, en el futuro inmediato, nos enfrentamos a la integración del sistema como un todo, lo que permitirá seguidamente testar los algoritmos de control, tanto en los procesos de carga como en los de descarga, asegurando que las curvas de tensión y corriente siguen los patrones establecidos por el controlador.
Afortunadamente, no partimos de cero en este reto, ya que previamente se llevaron a cabo multitud de simulaciones considerando las características de los componentes que han sido utilizados en nuestro diseño, y de ellas obtuvimos los parámetros teóricos para sintonizar el controlador adecuadamente.
De este modo, esperamos tener un prototipo completamente integrado y funcional en cuestión de semanas, que nos aportará la información suficiente como para poder seguir desarrollando nuestro sistema hacia la obtención de un producto mínimo viable.
Proyecto cofinanciado por la Consejería de Economía, Ciencia y Agenda Digital de la Junta de Extremadura, con el apoyo de los fondos FEDER y atendiendo al Objetivo temático: OT1 “Potenciar la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación”: SISTEMA ELECTRÓNICO PARA ESTIMACIÓN DEL SOH DE CELDAS DE BATERÍAS DE VEHÍCULOS HÍBRIDOS Y ELÉCTRICOS. Subvención de 39.895,73€.
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